Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo.
La victoria es por naturaleza insolente y arrogante.
La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén.
Averguénzate de morir antes de haber conseguido alguna victoria para la humanidad.
Mantener el cuerpo con buena salud es un deber. De lo contrario, no seremos capaces de mantener nuestra mente fuerte y clara.
El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.
El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.