Si quieres destruir la avaricia, debes destruir el lujo, que es su padre.
Dos gorriones sobre la misma espiga no estarán mucho tiempo juntos.
El avaro se roba a sí mismo. El pródigo, a sus herederos.
El no ser codicioso es ser rico, y el no tener la manía de comprar es una renta.
La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
La memoria es el centinela del cerebro.
Si el dinero va delante, todos los caminos se abren.
Nosotros debemos nuestra vida a dios, por eso si se la pagamos hoy, no se la deberemos mañana.
Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar.