El alma desordenada lleva en su culpa la pena.
Hay un remedio para las culpas, reconocerlas.
Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos.
Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas.
Echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
La violencia es un animal incontrolable, que suele terminar atacando a su propio amo
No tildemos de "mala suerte", a lo que sólo es indiferencia y flojera
El orgullo no es más que estupidez apoyada con razonamientos
Todo está en nuestras decisiones. El que elige bien, vive bien
Toda conducta intolerante es una manifestación de desamor y una forma de ceguera