Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte.
El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; y el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza.
Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno.
El cielo se gana por favores. Si fuera por méritos usted se quedaría afuera y su perro entraría.
El que busca el cielo en la tierra se ha dormido en clase de geografía.
Escribir para niños es un don, como la poesía, que no está al alcance de cualquiera.
Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.
Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.
No existe la felicidad. A lo largo de la vida hay briznas de dicha que se deshacen como pompas de jabón.
La máquina ha venido a calentar el estómago del hombre pero ha enfriado su corazón.