El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va.
Las más de las veces el miedo a la locura no es otra cosa que miedo a la vida, a las exigencias de nuestro desarrollo y de nuestros instintos. Entre la ingenua vida de los instintos y aquello que conscientemente quisiéramos y pretendemos ser hay un abismo, un abismo que no se puede salvar, pero por encima del cual sí se puede saltar una y otra vez, cien veces; cada vez hace falta ánimo, y antes del salto nos acomete cierto miedo.
En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, lo segundo mejor lo equivocado, y lo peor que puedes hacer es nada.
Da tu decisión, nunca tus razones; tu decisión puede ser correcta, tus razones seguro que son erróneas.
Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.
La vida es un aprendizaje para someternos a constantes renunciaciones, al fracaso continuado de nuestras pretensiones, de nuestras esperanzas, de nuestras facultades, de nuestra felicidad.
El destino tiene dos maneras de herirnos: negándose a nuestros deseos y cumpliéndolos.
Saber envejecer es la obra maestra de la cordura y una de las partes más difíciles del gran arte de vivir.
Hacer con facilidad lo que es díficil a los demás: esto es el ingenio. Hacer lo que es imposible a las personas de ingenio: esto es el genio.
Nuestro deber es ser útiles, pero no como quisiéramos, sino como podamos.