Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.
El afán de perfección hace a algunas personas totalmente insoportables.
Hemos de saber anticiparnos a encontrar lo cómico que haya en nosotros. Así podremos evitar que otros se burlen de nuestra escasa perfección.
La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener.
No tengo fe en la perfección humana. El hombre es ahora más activo, no más feliz, ni más inteligente, de lo que lo fuera hace 6000 años.
El hombre que quiere contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad.
En la crítica seré valiente, severo y absolutamente justo con amigos y enemigos. Nada cambiará este propósito.
No es verdaderamente valiente aquel hombre que teme ya parecer, ya ser, cuando le cuadra, cobarde.
No tengo fe en la perfección humana. El hombre es ahora más activo, no más feliz, ni más inteligente, de lo que lo fuera hace 6000 años.
La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.