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Demasiado poco valor es cobardía y demasiado valor es temeridad.
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El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado.
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Es bueno acostumbrarse a la fatiga y a la carrera, pero no hay que forzar la marcha.
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Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.
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Un hombre desenfrenado no puede inspirar afecto; es insociable y cierra la puerta a la amistad.