El valor de un acto realizado reside más en el esfuerzo por llevarlo a cabo que en el resultado.
Dios mío, dame el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, la serenidad para aceptar las que no puedo cambiar y la sabiduría para distinguir entre las dos.
El valor crece osando y el miedo vacilando.
Mejor es morir de una vez que vivir siempre temiendo por la vida.
A menudo la diferencia entre un hombre triunfador y un fracasado no son las mejores habilidades o ideas del primero, sino el valor que tuvo al apostar por sus ideas, afrontar un riesgo calculado y su voluntad de actuar.
La ocupación desplaza a la preocupación, y los problemas al enfrentarlos desaparecen. Así los problemas deben hacernos más fuertes, de los fracasos aprender y hacer de los éxitos estímulos callados
El trabajo bien hecho no es sólo una responsabilidad con la sociedad, es también una necesidad emocional
Hay que imponer nuestra voluntad a nuestras debilidades
No hay reto que no podamos alcanzar trabajando unidos con claridad de los objetivos y conociendo los instrumentos
A mí desde chiquito me gustaban las inversiones