No hay desesperación tan absoluta como la que sobreviene en los primeros momentos de nuestra primera gran tristeza, cuando todavía no sabemos lo que es haber sufrido y recibir alivio, haber desesperado y recobrar la esperanza.
La desesperación es el resultado de pretender tomarse en serio la vida con todas sus bondades, la justicia y la razón, y de cumplir con sus exigencias.
No hay situaciones desesperadas; sólo hay hombres que se desesperan en determinadas situaciones.
Una situación se convierte en desesperada cuando empiezas a pensar que es desesperada.
No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives.