El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles.
La conciencia no tiene nada que ver con la moral, ni con la ley y puede entrar con ellas en los más terribles y mortales litigios, pero es inmensamente fuerte, es más fuerte que la pereza, que el egoísmo, que la vanidad.
Se denomina "carácter" al hombre que tiene algunas opiniones e ideas propias, pero que no vive de acuerdo con ellas. Sólo de cuando en cuando deja finamente vislumbrar que piensa de otra manera, que tiene opiniones propias.
Una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es sólo pereza.
Lo que nunca deseo, ni siquiera en los peores momentos, es un estado intermedio entre lo bueno y malo, una especie de término medio tibio y soportable. No, preferible exagerar el arco -mejor un martirio aún peor y en compensación los momentos felices tanto más esplendorosos.