Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar toda duda.
Despacito y buena letra: el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
Hablar con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas: ley, opinión publica y conciencia.
La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer; busca excusas
Ningún dolor nos parece justo y las injusticias siempre disponen mal
El amor más duradero es el amor no correspondido
Si los placeres no son tan vivos las penas han perdido también gran parte de su intensidad