Antes que nada y sobre todo, prodiguemos la luz. Todo saneamiento comienza por un amplio abrir ventanas. Abramos las inteligencias de par en par. Ventilemos las almas.
El sol, el agua y el ejercicio conservan perfectamente la salud a las personas que gozan de una salud perfecta.
Los médicos no son para eso; su misión es recetar y cobrar; el curarse o no es cuenta del enfermo.
La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.
El secreto para tener buena salud es que el cuerpo se agite y que la mente repose.
La risa más agradable es aquella a la que nos entregamos a costa de nuestro enemigos.
Una palabra nos libra de todo el peso y el dolor de la vida. Esa palabra es: Amor.
La alegría más grande es la inesperada.
Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo.
Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres.