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Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi patria
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Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas
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Solamente los fanáticos, que son idealistas y son sectarios, no se entregan. Los fríos, los indiferentes, no deben servir al pueblo. No pueden servirlo aunque quieran
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Lo único que los mueve es la envidia. No hay que tenerles miedo: la envidia de los sapos nunca pudo tapar el canto de los ruiseñores
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Con las cenizas de los traidores construiremos la Patria de los humildes