El alma desordenada lleva en su culpa la pena.
Hay un remedio para las culpas, reconocerlas.
Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos.
Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas.
Echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo.
La depresión es melancolía sin sus encantos.
Amar duele. Es como entregarse a ser desollado y saber que en cualquier momento la otra persona podría irse llevándose tu piel.
El arte es seducción, no rapto.
Quiero ser capaz de estar sola, encontrarlo nutritivo, no una simple espera.