Los celos son la medianería entre el amor y el odio.
Menudencias leves como el aire son para el celoso pruebas irrefutables como un testimonio de las Sagradas Escrituras.
Los celos de la mujer proceden ordinariamente del despecho; los del hombre son hijos del egoísmo.
Ni siquiera la prueba de lo absurdo de sus sospechas podrá consolar al celoso, porque los celos son una enfermedad de la imaginación.
El que no tiene celos no está enamorado.
De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.
Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.
Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.
Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.