Sólo el silencio, en efecto, hace posible la escucha, es decir, la recepción en sí no sólo de la Palabra, sino también de la presencia de Aquel que habla.
El silencio debiera ser la cualidad de aquellos a quienes faltan las demás.
Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.
El silencio es el abono que hace florecer y fructificar el alma.
Escucha, serás sabio. El comienzo de la sabiduría es el silencio.
Lo que se deja expresar, debe ser dicho de forma clara; sobre lo que no se puede hablar, es mejor callar.
De lo que no puedo hablar tengo la obligación de callarme.
No sé por qué estamos aquí, pero estoy completamente seguro de que no es para divertirnos.
Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo