La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia.
Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.
Si añades un poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho.
La constancia es el complemento indispensable de todas las demás virtudes humanas.
Nada es constante en este mundo sino la inconstancia.
El alma más fuerte y mejor constituida es la que no se enorgullece ni enerva con los éxitos y a la que no abaten los reveses.
La fortuna no está hecha para los poltrones y para alcanzarla, antes que mantenerse bien sentado hay que correr tras ella.
La paciencia tiene más poder que la fuerza.
El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender.
Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible.