El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
No me extrañaría que pronto nos endilgaran una película con el mensaje de que en una guerra nuclear la humanidad fue barrida de este mundo, pero, al final, todo acabó muy bien
Cuando se tiene que esperar, se tiene que esperar
A mi perecer, ciertos sistemas de pensamiento son tan parciales y tan simples que se vuelven irrebatibles
Hay personas que pueden herir a otras, sólo por el mero hecho de existir
¿Acaso no existe en mi cuerpo una especie de limbo de la memoria donde todos los recuerdos cruciales van acumulándose y convirtiéndose en lodo?