Dime lo que crees ser y te diré lo que no eres.
Un hombre está dispuesto a creer aquello que le gustaría que fuera cierto.
Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad.
Somos aquello en lo que creemos.
Para que el que cree no es necesaria ninguna explicación: para el que no cree toda explicación sobra.
Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis.
El signo más cierto de la sabiduría es la serenidad constante.
Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él.
Los libros son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje.
Es preciso prestarse a los otros, pero no darse sino a uno mismo.