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El amor es más fuerte que la muerte, y la muerte es más fuerte que el olvido.
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¡La ambición! Inmortal óleo divino con que Dios purifica el barro humano.
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¡Siendo de dos una tristeza, ya no es tristeza, es alegría!
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¡Que enmudezcan nuestras lenguas y empiecen a hablar las manos!
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El mayor dolor del mundo no es el que mata de un golpe, sino aquel que, gota a gota, horada el alma y la rompe.