El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
La penetración de los príncipes rara vez pasa de la superficie
Si te propones mandar algún día con dignidad, debes servir con diligencia
Cuida los minutos, pues las horas ya cuidarán de sí mismas
Pon a un lado el mejor libro cuando puedas tener la mejor compañía