La perversión y la desidia del espíritu corren parejas con las del cuerpo.
El espíritu gobierna el universo.
Si el espíritu es un atributo divino, una existencia conforme al espíritu será verdaderamente divina.
El cuerpo humano no es más que apariencia, y esconde nuestra realidad. La realidad es el alma.
Con el espíritu sucede lo mismo que con el estómago: sólo puede confiársele aquello que pueda digerir.
La manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino.
En el fondo son las relaciones con las personas lo que da valor a la vida
El mejor gobierno es aquel que se hace superfluo