Prefiero los malvados a los imbéciles. Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.
El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.
La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
El recuerdo del mal pasado es alegre.
Una de las alegrías de la amistad es saber en quien confiar.
No siempre lo posterior a un momento determinado significa progreso.
Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error.
Manda el que puede y obedece el que quiere.
Dad con cara amiga, con aquel callar púdico que hace agradable el don