El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
Hay que querer hasta el extremo de alcanzar el fin; todo lo demás son insignificancias.
La mujer, sólo el diablo sabe lo que es; yo no lo sé en absoluto.
Hermanos, no temáis al pecado de los hombres; amad al hombre aún en su pecado, pues un tal amor aseméjase a Dios.
Es difícil juzgar la belleza: la belleza es un enigma.
Sólo por el respeto de sí mismo se logra el respeto de los demás