Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar toda duda.
Despacito y buena letra: el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
Hablar con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
Soñar en teoría, es vivir un poco, pero vivir soñando es no existir.
Nadie debe cometer la misma tontería dos veces, la elección es suficientemente amplía.
Nunca las noticias son malas para los elegidos de Dios.
El hombre está condenado a ser libre.
Trata de amar al prójimo. Ya me dirás el resultado.