Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar toda duda.
Despacito y buena letra: el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
Hablar con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
Quien no es capaz de desprenderse de un tesoro en un momento de necesidad es como un esclavo encadenado.
El trabajo que nunca se empieza es el que tarda más en finalizarse.
Los traicioneros son siempre desconfiados
Creo que lo que llaman cuentos de hadas es una de las formas más grandes que ha dado la literatura, asociada erróneamente con la niñez
Si diéramos a la comida, la alegría y las canciones más valor que al oro, este sería sin duda un mundo más feliz