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Prefiero los malvados a los imbéciles. Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.
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Se puede olvidar a Dios en los días felices, pero cuando el infortunio llega, siempre es preciso volver a él.
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El matrimonio es una carga tan pesada que para llevarla hace falta ser dos, y a menudo tres.
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Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
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El arte necesita o soledad o miseria o pasión. Es una flor de roca que necesita del viento áspero y del terreno duro.