Si quieres destruir la avaricia, debes destruir el lujo, que es su padre.
Las valiosas presas convierten en ladrones a los hombres honrados.
Dos gorriones sobre la misma espiga no estarán mucho tiempo juntos.
El avaro se roba a sí mismo. El pródigo, a sus herederos.
El no ser codicioso es ser rico, y el no tener la manía de comprar es una renta.
Ningún efecto procedente de la razón puede durar eternamente, porque los deseos de los hombres suelen cambiar según las influencias del cielo.
No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria.
Sé firme como una torre, cuya cúspide no se doblega jamás al embate de los tiempos.
Si no se modera tu orgullo, él será tu mayor castigo.
Vuestra fama es como la flor; que brota y muere; y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la acerba tierra.