Las grandes aflicciones jamás han enseñado, y mientras dure el mundo jamás enseñarán ninguna buena lección a parte alguna de la humanidad. Las miserias extremas, igual que las más grandes dichas, dejan ciegos a los hombres.
¿Alguna vez has visto la mirada de un perro abandonado en la calle? Si lo has hecho, habrás conocido la tristeza en toda su plenitud.
Se oscurece el sol al mediodía y enmudece la música del alba cuando hay tristeza en el corazón.
La tristeza no es, en muchos casos, sino la forma más refinada de la hipocresía.
La tristeza ocupa siempre lo interior de las alegrías del hombre.
Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos.
Los militares cuentan demasiado con la fuerza, y los políticos cuentan demasiado con la habilidad.
No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados.
Es menester ser bueno, no por amor a los hombres, sino para estar en paz consigo mismo
En la escuela empezamos a dejar nuestra propia personalidad