Sólo el silencio, en efecto, hace posible la escucha, es decir, la recepción en sí no sólo de la Palabra, sino también de la presencia de Aquel que habla.
El silencio debiera ser la cualidad de aquellos a quienes faltan las demás.
Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.
El silencio es el abono que hace florecer y fructificar el alma.
Escucha, serás sabio. El comienzo de la sabiduría es el silencio.
La modestia se parece a las estrellas, que cuanto más buscan la oscuridad en el cielo, más brillan
La consideración de los otros se gana prodigando la nuestra
En las palabras se refleja el talento, y en las miradas, el alma