Las dichas y las desdichas suelen andar tan juntas, que tal vez no hay un medio que las divida: andan el pesar y el placer tan aparejados, que es simple el triste que se desespera y alegre el que se confía.
Cuando la tripulación y el capitán están cordialmente compenetrados, es preciso un temporal y más que un temporal para lanzar la nave contra la tierra.
Aparta la imaginación de los sucesos adversos que te podrán venir; que el peor de todos es la muerte, y como ésta sea buena, el mejor de todos es morir.
Si quieres inmunizarte contra la adversidad, suplica a los dioses invisibles que con tu felicidad mezclen también sufrimiento.
Suceda lo que suceda, aun en los días más borrascosos, las horas y el tiempo pasan.
Hay que querer hasta el extremo de alcanzar el fin; todo lo demás son insignificancias.
La mujer, sólo el diablo sabe lo que es; yo no lo sé en absoluto.
Hermanos, no temáis al pecado de los hombres; amad al hombre aún en su pecado, pues un tal amor aseméjase a Dios.
Es difícil juzgar la belleza: la belleza es un enigma.
Sólo por el respeto de sí mismo se logra el respeto de los demás