Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar toda duda.
Despacito y buena letra: el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
Hablar con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
Sólo en la imaginación de los hombres encuentra toda la verdad una auténtica e innegable existencia. La imaginación, y no la invención, es la maestra suprema del arte y de la vida.
Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él!.
Juzga a un hombre tanto por sus amigos como por sus enemigos.
No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo.
La fuerza de uno es solo un accidente que se deriva de la debilidad de los otros.