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Donde no hay mortificación, no hay virtud
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La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre
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Bendito sea el dolor. Amado sea el dolor. Santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!
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La resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil
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El cristiano debe amar a los demás, y por tanto, respetar las opiniones contrarias a las suyas, y convivir con plena fraternidad con quienes piensan de otro modo