Una triple bendición son nuestros amigos: vienen, se quedan y se van.
El amigo debe ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar que lo llamen.
Si quieres hallar en cualquier lado amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo.
De ningun bien se goza en la posesión, sin un compañero.
En la prosperidad nuestros amigos nos conocen; en la adversidad los conocemos a ellos.
Frente a la muchedumbre, los mediocres son los más elocuentes.
Los ricos no pueden comprar el privilegio de morir viejos.
Cuando las calamidades caen sobre un Estado, se olvidan los dioses y nadie se preocupa de honrarlos.
Dícese que los regalos persuaden aun a los dioses.
Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece.