El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia.
Apresúrate; no te fíes de las horas venideras. El que hoy no está dispuesto, menos lo estará mañana.
Nada es más útil al hombre que aquellas artes que no tienen ninguna utilidad.
Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí.
El que ha naufragado tiembla incluso ante las olas tranquilas.