Una gran miseria en los hombres es que sepan tan bien lo que les es debido y que sientan tan poco lo que deben a los otros.
Nuestro deber es ser útiles, pero no como quisiéramos, sino como podamos.
Tener un hijo no es tener un ramo de rosas.
¿Has cumplido con tu deber? Confía en el Cielo que no te abandonará.
El primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.
Mi trabajo es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.
Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene.
El elogio oportuno fomenta el mérito, y la falta de elogio lo desanima.
Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos.
Para pedestal, no para sepulcro, se hizo la tierra, puesto que está tendida a nuestros pies.