Una gran miseria en los hombres es que sepan tan bien lo que les es debido y que sientan tan poco lo que deben a los otros.
Nuestro deber es ser útiles, pero no como quisiéramos, sino como podamos.
Tener un hijo no es tener un ramo de rosas.
¿Has cumplido con tu deber? Confía en el Cielo que no te abandonará.
El primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.
El peor pecado contra el prójimo no consiste en odiarle, sino en mirarle con indiferencia. Ésta es la esencia de la humanidad.
El amor hay que pedirlo. Es como un espíritu que no puede hablar antes de que se le haya dirigido la palabra. Todo amor en el mundo está deseando hablar, pero no se atreve porque es tímido, tímido, tímido. Esa es la tragedia de la vida.
Este es el verdadero disfrute de la vida; el ser utilizado para un fin que uno mismo reconoce como realmente valioso; ser una fuerza de la naturaleza en vez de un pequeño atado, febril y egoísta, de males y de quejas de que el mundo no se va a dedicar a hacerlo a uno feliz.
El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.
El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa.