El hambre espía en la casa de los pobres, pero si la habitan personas trabajadoras, no se atreve a entrar.
El camino hacía la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro.
El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan.
Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar.
El trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.
La felicidad ininterrumpida aburre: debe tener alternativas.
Los médicos no son para eso; su misión es recetar y cobrar; el curarse o no es cuenta del enfermo.
El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor.
Somos fácilmente engañados por aquellos a quienes amamos.
Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca.