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Dos cosas me llenan el corazón con una admiración y una veneración siempre nuevas y siempre crecientes: el cielo estrellado por encima de mí y la ley moral en mi interior.
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Como el camino está sembrado de espinas, Dios le ha dado al hombre tres dones: la sonrisa, el sueño y la esperanza.
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Actúa de manera que trates a la humanidad tan bien en tu persona como en cualquier otra; siempre y al mismo tiempo como un fin, nunca simplemente como un medio.
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Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.
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Ante el sentimiento del deber, enmudecen las más rebeldes pasiones.