Los que desean la guerra, la preparan y por medio de vagas promesas de una paz venidera o creando el miedo a invasiones intentan convertirnos en colaboradores de sus planes, son amenaza para nuestro mundo y para cualquier tipo de paz.
No sé con qué armas se luchará en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y piedras.
Las victorias de los pueblos siempre son debidas a la inteligencia de los generales y al valor de los soldados; y las derrotas a la fatalidad.
La guerra es la mayor plaga que puede afligir a la humanidad. Destruye la religión, destruye los Estados, destruye las familias. Cualquier calamidad es preferible a ésta.
La fuerza y el engaño son, en la guerra, las dos virtudes cardinales.
No pertenecemos a ningún partido, porque ningún partido puede encarnar nuestra meta final
Luchamos porque estamos demasiado estrechamente atados, porque vivimos en condiciones de esclavitud económica y de ambición moral. Hasta tanto no sea aflojadas nuestras ligaduras, no podrán triunfar finalmente el deseo de creación sobre el deseo de destrucción. Debemos estar en paz con nosotros mismos antes de poder estar en paz con nuestro prójimo
Cuando podamos aventar el temor a la muerte y renunciar a todo deseo de dominar al más humilde de nuestros semejantes, podremos vivir en paz y felicidad. Y esta es la finalidad ultima: no creer, ni sufrir, ni renunciar; sino aceptar, gozar, realizar la anarquía de la vida, en medio del orden de vivir
Somos la victima de un proceso histórico, y nuestra falta de gusto es simplemente el fruto de nuestra falta de libertad social. No tenemos gusto porque no tenemos libertad. Y no tenemos libertad porque no tenemos fe en nuestra común humanidad. La causa del arte es pues la causa de la revolución
Los fundamentos económicos de la paz nunca serán seguros, en tanto existan unidades colectivas tales como la nación. Mientras sea posible unir a los hombres en nombre de una abstracción, habrá guerra; pues la posibilidad de unir a la humanidad entera bajo una misma abstracción es demasiado remota para que podamos tomarla en consideración, y mientras haya más de una abstracción que cuente con fuerzas colectivas organizadas, subsistirá el peligro de la guerra