Al que mal vive, el miedo le sigue.
Los hombres tiene miedo de la muerte, los niños temen la oscuridad.
Todo pensador profundo tiene más miedo a ser entendido que a ser malentendido.
Tiraríamos muchas cosas, si no tuviéramos miedo de que otros las recogieran.
Tener miedo a enfrentarse a un hecho es temer que lo peor es verdad.
Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender como se hace.
El único límite para nuestra comprensión del mañana serán nuestras dudas del presente.
Es de sentido común elegir un método y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar con otro. Pero, sobre todo, intentar algo.
Los hombres no son prisioneros del destino, sino prisioneros de su propia mente.
Creo en el individualismo... Pero sólo hasta cuando el individualista empieza a medrar a expensas de la sociedad