El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
El silencio eres tú: cuerpo de piedra
Un lago en una isla eso es tu amor por mí, y mi amor te rodea como un inmenso mar de silencios azules; pero tienen también tus grandezas ocultas
En mis labios los recuerdos. En tus ojos la esperanza. No estoy tan solo sin ti. Tu soledad me acompaña
No me resigno a dar la despedida a tal altivo y firme sentimiento que tanto impulso y luz diera a mi vida
Tengo yo la entrada de tus recuerdos, quietos, encerrados en mis caricias: forma de tu vida