El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
La mediocridad es excelente en los ojos de los mediocres.
La ternura es el reposo de la pasión.
No hay que elegir por esposa sino a la mujer que uno elegiría por amigo si fuera hombre.
Enseñar es aprender dos veces.
Buscando las palabras se encuentran las ideas.