El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
Cada aspecto de la cultura occidental necesita un nuevo código ético -una ética racional- como condición previa para el renacimiento.
La fuerza y la mente son opuestos. La moralidad termina donde empieza la pistola.
Piedad por el culpable es traición al inocente.
La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía.
La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no pueden pretender además ser defensores de las minorías.