Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?.
El tictac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.
El tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto.
El tiempo es un niño que juega como un niño. Yo soy uno pero contrapuesto a mí mismo soy joven y viejo al mismo tiempo.
De no haber remedio humano para nuestras flaquezas artísticas, preferible es que seamos alternativamente geniales y tontos, que no que fuéramos constantemente correctos y mediocres.
Grande es siempre el amor maternal, pero toca en lo sublime cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado.
La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.
No hay humillación ni deshonra en el reconocimiento de la superioridad de un adversario
El horizonte está en los ojos y no en la realidad