Los animales son buenos amigos, no hacen preguntas y tampoco critican.
Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.
El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.
Una de las glorias de la civilización sería el haber mejorado la suerte de los animales.
Algún día la humanidad será juzgada por haber encerrado a los primates en zoológicos.
En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario.
No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura.
Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes. Éste es el problema.
Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante.
En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario.