El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
Ni temor ni esperanza hay en un animal moribundo; un hombre espera su fin temiendo y esperando a todos
Coge, si es necesario, esta bolsita de sueños. Afloja la cuerda, y ellos te evolverán todo el año
Aquellos con quienes lucho yo no odio, los que guardo yo no amo
Hacemos de la pelea con los demás, la retórica, y de la pelea con nosotros mismos, la poesía
¿Cómo podemos discernir a la bailarina de la danza