La corona de laurel, donde quiera que aparece, es señal de sinsabores más que de felicidad.
La gloria de los grandes hombres debe medirse siempre por los medios que han empleado para adquirirla.
Siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente y esforzado.
Ningún camino de flores conduce a la gloria.
Cuando más grande es vuestra gloria, más cerca estáis de vuestra declinación.
Ni temor ni esperanza hay en un animal moribundo; un hombre espera su fin temiendo y esperando a todos
Coge, si es necesario, esta bolsita de sueños. Afloja la cuerda, y ellos te evolverán todo el año
Aquellos con quienes lucho yo no odio, los que guardo yo no amo
Hacemos de la pelea con los demás, la retórica, y de la pelea con nosotros mismos, la poesía
¿Cómo podemos discernir a la bailarina de la danza