Incluso si la contaminación fuese un riesgo para la vida humana, debemos recordar que la vida en la Naturaleza, sin tecnología, es un matadero al por mayor.
La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad.
Sólo podemos dominar la naturaleza si la obedecemos.
La naturaleza es verdaderamente coherente y confortable consigo misma.
La proporción entre la obra humana y la naturaleza es la misma que media entre el hombre y dios.
En cierto sentido, se puede decir que Mises era prácticamente un anarquista. Si se contuvo y no extendió su lógica hasta el final -es decir, si en realidad no establece explícitamente el derecho a la secesión individual- fue porque simplemente estaba considerando este asunto como puramente técnico
Una de las cosas que más amenaza al Estado es el humor y la risa. El Estado asume que debes respetarlo, que lo debes tomar muy en serio. Hobbes decía que era algo muy peligroso el hecho de que las personas se rieran del gobierno. Así que, trata de seguir siempre la siguiente regla: riéte y búrlate del gobierno tanto como te sea posible
es curioso que los economistas, en todas las otras áreas de la economía, se opongan a los monopolios y estén a favor de la competencia. (Se oponen a los monopolios ya que, desde el punto de vista del consumidor, las instituciones monopólicas producen a costos más altos que el costo mínimo y ofrecen un producto más caro cuya calidad es más baja de lo que sería en un entorno competitivo. Consideran la competencia como algo bueno para los consumidores porque los competidores están constantemente tratando de reducir sus costos de producción con el fin de trasladar estos costos más bajos en forma de menores precios para los consumidores y, por lo tanto, superar a sus competidores. Además, por supuesto, de tener que producir productos con la mayor calidad posible en estas circunstancias). Sin embargo, cuando se trata de la cuestión más importante para la vida humana -es decir, la protección de la vida y la propiedad- casi todos los economistas están a favor de que haya un monopolista prestando estos servicios
Los gobiernos dividen la sociedad en dos castas: los que dan obligatoriamente su dinero al Estado y los que ganan dinero del Estado. Para mantener el sistema en funcionamiento, los que dan dinero debe ser numéricamente mucho mayores que los que reciben. Fue así en los primeros días de las naciones-estado y así sigue siendo hoy en día. La existencia de elecciones no cambia la esencia de esta operación
Está claro que los políticos son parásitos: ellos viven del dinero robado a los demás bajo la amenaza de violencia -lo que se llama “impuestos”. Pero, por desgracia, los políticos no son perezosos. Sería muy bueno si lo único que hicieran fuera perder el tiempo y malgastar el dinero obtenido de personas productivas. Pero lo que ocurre es todo lo contrario: son megalómanos obsesivos y obsesionados en hacer todo aquello que consideran que es verdadero -lo que se reduce a imponer muchas dificultades a sus víctimas (nosotros, los verdaderos trabajadores) a través de la creación de miles de leyes y reglamentos