La literatura no es un pasatiempo ni una evasión, sino una forma, quizá la más completa y profunda, de examinar la condición humana.
Escribir para niños es un don, como la poesía, que no está al alcance de cualquiera.
Yo en todos los libros acostumbro a leer el prefacio, porque a veces suele ser lo mejor de la obra.
Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo.
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
El peor pecado contra el prójimo no consiste en odiarle, sino en mirarle con indiferencia. Ésta es la esencia de la humanidad.
El amor hay que pedirlo. Es como un espíritu que no puede hablar antes de que se le haya dirigido la palabra. Todo amor en el mundo está deseando hablar, pero no se atreve porque es tímido, tímido, tímido. Esa es la tragedia de la vida.
Este es el verdadero disfrute de la vida; el ser utilizado para un fin que uno mismo reconoce como realmente valioso; ser una fuerza de la naturaleza en vez de un pequeño atado, febril y egoísta, de males y de quejas de que el mundo no se va a dedicar a hacerlo a uno feliz.
El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.
El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa.